Emprender por necesidad: ideas para triunfar

Emprender por necesidad: ideas para triunfar

En el Instituto de Emprendimiento Avanzado (IEA) no comparten esta visión, al menos su CEO, Wilfredo Jurado, quien sostiene que “emprender por necesidad puede ser una palanca tan válida como la pasión para emprender”. Lo que sí resulta necesario es desterrar de nuestra cultura el miedo al fracaso y formar bien a los emprendedores, más allá de las causas personales de motivación.

Con el propósito de acompañar a los nuevos emprendedores en el camino a recorrer desde que se concibe una idea de negocio hasta que se convierte en algo rentable, nace el IEA. El apellido ‘avanzado’ lo justifica Wilfredo Jurado atendiendo a su metodología de enseñanza, basada en la experiencia y la práctica más que en el conocimiento teórico. “Todos nuestros profesores han sido o siguen siendo emprendedores profesionales. Sus lecciones arrancan de la experiencia personal, de sus vivencias, no del academicismo”.

Otro aspecto que distingue a este Instituto de la oferta formativa actual para los emprendedores es que en el IEA siguen apostando por la presencialidad en lugar de trasladar todos sus programas al entorno online. “Claro que durante el confinamiento no nos ha quedado otra que recurrir a un modelo digital, pero ahora, tomando todas las medidas de seguridad recomendadas, volvemos a un modelo híbrido porque entendemos que siempre se comunica mejor en persona que a través de una pantalla y que el networking es un valor importante para el futuro de cualquier emprendedor”, declara Jurado.

La comunicación del emprendedor vs. vendedor, otra necesidad

No es la primera vez que, a lo largo la conversación con el director del IEA, sale la palabra ‘comunicación’. Este es, precisamente, uno de los platos fuertes de los programas formativos del instituto convencidos de que una de las claves del fracaso obedece a “no saber comunicar bien tu empresa ni el producto o servicio que ofreces con ella. No vale con articular un discurso brillante y trasladarlo a cualquier foro porque a todos no les interesa lo mismo. El mensaje que transmites a un inversor, no sirve para comunicar en redes ni a un proveedor ni a un cliente ni a un partner ni a un medio de comunicación…hay que adaptarlo a cada audiencia”.

Relacionado también con la comunicación, una cosa que le cuesta entender a Jurado es que queden todavía emprendedores que proclamen a los cuatro vientos su adversidad a vender. “Por muy tecnológico que sea el perfil y por muy buen equipo de comerciales que contrate ningún emprendedor debería mostrarse contrario a la acción de vender, entre otros motivos porque nadie mejor que él sabe el valor diferencial que su negocio aporta al mercado. Muchos llegan al IEA diciendo que su idea es maravillosa. Puede que así sea o puede que no porque la brillantez de esa idea solo la valida el mercado. Si no sucede así, la idea es mala”.

Pero, una vez validada la idea de negocio en el mercado, otra importante debilidad que observa Jurado en las empresas de nueva creación es la dificultad posterior para escalarlas y asegurar su vida a largo plazo. “En mi modesta opinión, yo este problema lo veo muy relacionado con la falta de una formación sólida e integral. Lanzar una empresa lleva aparejado otros conocimientos transversales que pesan tanto o más que la idea de negocio. Me refiero a aspectos de financiación, jurídicos, de marketing, de contabilidad, mercados, liderazgo, tecnología…y un sinfín de aristas más cuyo desconocimiento pueden llevar al traste un proyecto empresarial. Hay que concebirlo todo como una cadena en la que, si falla un eslabón, tarde o temprano todo el engranaje que viene abajo. Nadie mejor para advertir de todas estos baches que podemos encontrar en el camino del emprendimiento, que alguien que haya hecho el mismo recorrido antes que tu”.

En esta línea, sostiene Jurado que el objetivo del IEA es conseguir que todos los alumnos abandonen el instituto con la caja de herramientas y habilidades necesarias para llevar a buen puerto un proyecto empresarial, donde ni la pasión ni el gen del emprendimiento en el código genético ni el bestiario de las startups con sus ponys, sus gacelas o sus unicornios, son determinantes para triunfar con una empresa.