De viajes, campings y glamping en el turismo actual

De viajes, campings y glamping en el turismo actual

Por Oscar Alejandro Degiusti, licenciado en Turismo

Martes 10 de enero de 2023. El movimiento turístico puede ser analizado desde la oferta o desde la demanda. Hablar hoy del turismo desde la oferta es hablar de un momento pospandemia exitoso y donde ya casi no hablamos de recuperación sino de crecimiento, con números superiores a los de prepandemia.

Ahora, hablar desde la demanda implicaría hablar desde los perfiles de quienes viajaron (cómo está compuesto el mercado real de consumo del turismo) y hablar de quiénes viajan y quiénes no: si tomamos en cuenta las ultimas «temporadas exitosas» en la Argentina -por ejemplo-, observaremos que el movimiento en cada una no supera el 5% de la población.
En Argentina, de diez personas que no viajan, nueve no lo hacen por situaciones económicas, donde el turismo es la práctica de esparcimiento menos elegida. Erika Schenkel expresa que el turismo es la práctica de esparcimiento menos elegida por las personas de bajos ingresos, que optan por actividades de ocio más económicas, como la participación en espectáculos deportivos y musicales, la asistencia a cines, la colaboración en clubes barriales y el acceso a televisión por cable y, al mismo tiempo, la más ponderada entre quienes perciben las mayores rentas, que acumulan diversas prácticas turísticas en el año». Como argumenta Dubet (2011: 112): «la distancia de los espacios públicos urbanos y de ocio […] son algunas entre tantas desigualdades que casi no se toman en cuenta, pero que arruinan la vida de muchos».

Y el turismo como un bien aspiracional de consumo moderno y masivo, y más allá que hablamos como una actividad democrática, lo cierto es que el consumo estratifica y califica respecto a pertenencia a grupos sociales, al prestigio, calidad de vida y otros atributos sociales (Rodrigo Fernández Miranda). El turismo como producto de consumo nos diferencia, es un bien de distinción.
Sin embargo, llegado este punto es necesario insistir en que este turismo, a pesar de calificarse de masivo, es un hecho económico y sociocultural exclusivo de las clases medias consumidoras que cuentan con capacidad adquisitiva para ello.
Por eso, se trata de una mercancía que está selectivamente masificada, dirigida a unas clases medias para las que este turismo se integra dentro de sus deseos, sistema de transporte, capacidad de movimiento y estilos de vida.

El camping

Se aproxima alguna temporada vacacional y comienzan a aparecer incesantemente referencias a lugares, paisajes, espacios de gastronomía y, por supuesto, modalidades de alojamiento y entre ellos los «camping».

Pero entender, el camping es más que la definición de origen ingles que podemos encontrar en diferentes diccionarios y que significa «llevar a cuestas nuestra carpa y otros utensilios necesarios para hacer vida de campo».
La práctica surge en Europa a mediados de los años cuarenta del siglo XX y se extiende a otras zonas. Siguiendo a Santilli, O. «Los orígenes de la actividad de campamentismo se sitúan en la Asociación de Ciclistas de Inglaterra a principios del siglo XX. Luego, el eco en otros países derivó en que se conformara en 1932, en Holanda, la Federación Internacional de Camping Clubes.» Posteriormente se fueron desarrollando nuevas modalidades como el ranchomovilismo o las caravanas, donde se sustituyen las carpas por casas rodantes.

Después, Baden Powell, influenciado por lo visto, realiza el primer campamento de muchachos, dando origen a lo que se conocerá con el nombre de «Scoutismo». Estos campamentos no tenían finalidades deportivas sino educacionales. Entonces aquí una primera línea interpretativa, el «camping» como estilo de vida asociada a la educación, el contacto con la naturaleza, el aprendizaje de la supervivencia al aire libre, la actividad colectiva y comunitaria de un campamento. Hoy las escuelas y otros grupos como los Boy Scouts continúan con esta cultura.

Por otro lado podemos ver al «camping» como un negocio y modalidad de alojamiento. Ya desde el momento en que el turismo se convierte en un producto de consumo masivo, la oportunidad de ofrecer espacios acondicionados con la provisión de algunas comodidades y servicios con el objetivo de pernoctar en carpas, remolques u otros elementos transportables. De esta manera los campings aparecen como una modalidad de alojamiento extra-hotelero en las legislaciones nacionales y provinciales.

El auge de los campings responde a varias causas; no es sólo el amor a la naturaleza y a la «libertad», discursos en sus inicios. Hasta el momento de la irrupción del automóvil, la actividad turística era una práctica elitista exclusiva de las clases altas. El automóvil modificaría nuevas prácticas y nuevos hábitos de ocio, como en el nacimiento de instituciones como el ACA (Automóvil Club Argentino) que desempeñará un papel importante en el desarrollo del turismo.

Hasta que aparece el automóvil, el desarrollo del turismo incipiente y de los alojamientos en particular se ubicaban en aquellos pueblos por donde pasaba el tren. A partir de la gran presencia de los automóviles -desde 1922- se empiezan a descubrir nuevos lugares dentro de la Argentina y se produce una democratización del turismo por la incorporación de sectores medios que antes no participaban. Melina Piglia dice que «entre las temporadas de 1920 y de 1940, por ejemplo, el número de turistas arribados a Mar del Plata creció un casi un 1900%» y además, con el crecimiento de la planta de automotores, creció: «el pic-nic, el camping, los «week-ends», las excursiones de pesca deportiva en lagunas y canales, el turismo «de recorrido» de circuitos turísticos».

El automóvil se transformaba en el aspiracional simbólico más importante de las clases medias que irrumpían como nuevo estrato social en la Argentina de entonces, pero ello no alcanzaba como signo de distinción respecto a las clases altas; y el turismo es la arena donde se visibilizan las diferencias.
El ACA favoreció el desarrollo de la actividad turística ofreciendo diferentes tipos de servicios a los socios como mapas carreteros y guías de viajes, asesoría en la planificación de los viajes, recomendaciones de lugares para vacacionar, construyendo camping entre otras acciones.

Y justamente esos campings eran los lugares donde llegaban quienes no podían acceder a los precios de Mar del Plata, convirtiendo a los mismos «en campamentos permanentes, verdaderas «ciudades de lona» (Piglia, M.).

¿Y qué es el glamping?

El glamping es una combinación de dos palabras: glamour + camping. Se refiere específicamente a una nueva modalidad de alojamiento donde como en el camping, el núcleo es una carpa, pero con altos niveles de lujo y confort, en medio de paisajes naturales sobresalientes. La primera diferencia notoria con el camping es que no hay que llevar la carpa a cuesta; y después todo aquello que identificamos como comodidades.
Los orígenes del glamping son antiguos, más allá de la moda que adquirió este concepto en tiempos de pospandemia. Algunos dicen que tiene sus orígenes en los safaris europeos que se hacían en África a principios del siglo XX (aquí tendrían cierta similitud en la época con otro concepto como lo es el «lodge») pero otros se remontan a la antigüedad expresando que «la acción de viajar sin renunciar al lujo es una costumbre que se remonta a los viajes que realizaban reyes y nobles allá por la Edad Media, cuando se transportaba todo tipo de objetos para que las tiendas de campaña en las que se alojaban fueran lo más cómoda y lujosa posible. Tanto es así que en la época de Gengis Kan (siglo XII-XIII) las lujosas tiendas se conocían como «palacios móviles» (Revista National Geographic), y otros nos dicen que si bien la inspiración fue precisamente la expuesta, en su versión moderna nacen en Francia en la década del 90.
La pandemia que detonó la búsqueda de «espacios de naturaleza» que garantizaran la distancia social y el aire libre impulsaron las inversiones en este tipo de tiendas de lujo. También las denominadas «Escapadas» de los fines de semana contribuyeron al auge de esta modalidad. Y además desde un análisis de las nuevas tendencias planetarias, estos emprendimientos están ligados a ciertos procesos de sostenibilidad y a la conciencia ambiental. En esta línea unifica el turismo ecológico con los servicios de alta calidad o lujo.

Las características visibles del camping y el glamping

Veamos algunas líneas de relaciones que podemos ajustar entre el camping y el glamping.
Las dos modalidades son variantes del denominado «turismo de naturaleza», destacando en ello las actividades al aire libre.
Los camping se caracteriza por su elevada estacionalidad, con más del 50% de las pernoctaciones de todo el año concentradas en los tres meses veraniegos.
Los precios que se pagan por dormir en los glamping son, en general, tarifas premium, equivalentes a un hotel convencional de 4 ó 5 estrellas. En cambio los camping son el alojamiento que optan quienes necesitan reducir los costos de alojamiento en relación con la estadía en establecimientos hoteleros. En algunos destinos los precios del glamping pueden superar los 1.000 dólares la noche
Los glamping usualmente se encuentran ubicados en lugares paisajísticos sobresalientes y diferenciales y con altísimos niveles de confort.
En los camping más antiguos y tradicionales las instalaciones de servicios están centralizadas en bloques comunitarios donde se comparten ciertas actividades (sanitarios, lavado de ropas y utensilios). En los glamping los servicios están individualizados y justamente el sentido independiente es parte de las comodidades propuestas por esta modalidad. El lujo manifiesto en los glamping parte de la base de «experiencias únicas», e independientes de otros turistas.
A diferencia del camping que suelen tener núcleos de materiales, los glamping se construyen con materiales como la madera, paja o elementos textiles, y como además venden el concepto sostenible suelen hacer uso de energías renovables y procesos de reciclaje, teniendo así un impacto sobre el ambiente menor, según quiénes ofertan los mismos.
En cuanto a la modalidad de gestión, los campings pueden ser privados o públicos (en Argentina principalmente son propiedad de los municipios), y dentro de estos últimos pueden estar concesionados o directamente ser administrados por el municipio.

¿Sólo son modalidades de alojamiento turístico?

Hasta aquí hemos visto las características, orígenes y algunas diferencias entre el camping y el glamping, nueva modalidad de alojamiento turístico que se potenció pospandemia principalmente por su relación con la naturaleza. Pero surge la pregunta de si solo son diferentes modalidades de la oferta turística o una nueva modalidad de distinción y elitización del turismo.
Como expresamos en otros escritos, el turismo es una de las actividades más genuinas del sistema capitalista, que se configura como un gran sistema de consumo donde absolutamente todo es convertido en mercancía y por lo tanto puede ser comercializado.
Como expresa Rodrigo Fernández Miranda, «en una sociedad de consumo todo tiende a convertirse en mercancía. (…) siempre que cumpla con dos condiciones necesarias y suficientes: que el objeto tenga la capacidad de convertirse en un atractivo consumible, y que este puede ser organizado y rentabilizado por empresas» y agrega «lo que se necesita es comprar, y no comprar lo que se necesita». ¿Te suena a turismo?

«El consumidor es antes que nada un turista, ya que su principal cualidad reside en estar en un continuo movimiento. Consumidores y consumidoras que se convierten en viajeras en un sentido simbólico, condenadas al desplazamiento vitalicio. (El viaje tras el goce / Rodrigo Fernández Miranda).

El consumo dentro del sistema funciona como un dispositivo de distinción y diferenciación por lo que el turismo como un recorrido (tour) de consumos (productos y servicios principalmente) se transforma en un aspiracional importante. «Aunque, más que de democracia, el consumismo turístico también se presenta como una vía para la diferenciación y la exclusividad de sus usuarios» (Rodrigo Fernández Miranda).
El camping en épocas del turismo como producto de consumo masivo es la opción en general para quienes no pueden acceder a otro tipo de vacaciones, donde el objetivo está en principalmente en reducir los costos del alojamiento. El camping se convirtió en una práctica de carácter eminentemente «popular» y la convivencia comunitaria era su principal característica hasta los años 80, como ya dijimos.
Así aporta Marina Pérez Gamisel al decir que «los campings se han convertido en un lugar refugio para el ocio de las clases trabajadoras porque, además de resultar más barato que otras opciones, posibilita un espíritu de comunidad que no ofrecen otro tipo de establecimientos. La situación pospandémica ha evidenciado sus potencialidades, especialmente como oferta de turismo de proximidad».
La irrupción del glamping se puede explicar desde diferentes puntos de vista. Por un lado, lo que entendemos por moda, es decir donde la aparición de un nuevo producto conduce al deseo de tenerlo y simultáneamente deja atrás a los productos más antiguos que pierden valor comercial y simbólico. Las redes se encargan de socializar el deseo.
Por otro lado, el glamping responde a una restructuración del sistema de negocios y de la distribución de los espacios; el sistema se reinventa permanentemente y el objetivo de las empresas es maximizar ventas y recuperar la inversión en el menor tiempo posible. Y los glamping se ajustan a esta característica sistémica de constituir inversiones sin muchos riesgos, como podría ser la construcción de un hotel, y con altas rentabilidades.
Si lo vemos desde el segmento de demanda al que apuntan observamos un segmento de alto poder adquisitivo, totalmente alejado de los campings convencionales y tradicionales. Y este nuevo turista que busca y accede a nuevas «experiencias en la naturaleza».
En cambio, si lo vemos críticamente desde la oferta de algunos camping que incorporan los glamping como nueva oferta el peligro de expulsión de los consumidores habituales de los camping es inminente y son «eclipsados por una nueva forma de elitización» (M. Pérez Gamisel & C. Izcara). Elitización que la podemos observar en las Guías de Camping de cualquier lugar, en ninguna aparecen los glamping, unos son populares y los otros son Premium y no pueden mezclarse.
No es desacertado también decir que el glamping consiste en una apropiación que realiza el capital de muchos lugares de acceso de los sectores menos pudientes y sin ninguna infraestructura cercanos a ríos o rutas escénicas que de un momento terminan construyendo un glamping y haciendo inaccesible el lugar y el paisaje. Cuántos metros de costas se van privatizando con el discurso del turismo y el empleo.

Conclusión de la primera parte

El tiempo de pandemia, turísticamente hablando como sabemos, fue un lapsus de inmovilidad y por lo tanto de ninguna actividad. Se frenó la posibilidad de transitar, desapareció el turismo. Y una vez que los viajes volvieron el sector, ´la preocupación lógica estuvo en poder recuperarse del tiempo literalmente perdido. Y recuperar el tiempo implica recuperar las tasas de rentabilidad, no solo de turistas. Y entre todos los sectores los camping también entraron en esa lógica, tema que abordaremos en el próximo artículo.
La importancia de seguir potenciando los campings municipales principalmente pero no pensando en la misma recuperación empresarial de rentabilidad económica, sino en aquella rentabilidad social de pensar en la recreación de la población local como de quienes no disponen de los medios económicos y por lo tanto no tienen acceso al turismo porque en ·estos sectores, el tiempo libre, lejos de implicar una actitud de ocio para satisfacer necesidades de descanso, diversión y desarrollo personal, se convierte en un tiempo pasivo» (M. Pérez Gamisel).
Hasta el próximo artículo.